El 18 de marzo de 2019, en el marco del 81 aniversario de la Expropiación Petrolera, la secretaría de Energía, Rocío Nahle, anunció con bombos y platillos la construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Paraíso. El proyecto, en teoría, se presentaba como la solución a problemas de desarrollo económico de la región y aportaría 23 mil plazas laborales para atacar y disminuir la falta de trabajo de los paisanos del presidente Andrés Manuel López Obrador. Tabasco continúa en primer lugar en desempleo.
Además, se fijó un límite de construcción de tres años y se dijo que la refinería constaría de 17 plantas, de 93 tanques de esferas de almacenamiento, urbanización, edificios, talleres y áreas verdes. Sería de alta eficiencia energética y en su construcción se proyectó generar alrededor de 23 mil empleos directos y 100 mil indirectos. En aquel entonces se abrió una bolsa de trabajo en el parque Dora María, donde tradicionalmente se hace la feria de los tabasqueños, y ahí se formaron miles de tabasqueños con la esperanza de lograr una plaza laboral para salir de la miserable situación en la que se encontraban. Muchos de ellos todavía esperan que los llamen por teléfono para ir trabajar.
A tres años de aquel notable suceso en el que alegres muchos iniciarían un nuevo trabajo de albañil, ayudante de electricista u otro de ese nivel, las cosas no pintan muy bien porque las empresas encargadas de emplear a los obreros, se han dado a la tarea de despedir a la gente sin respetar sus derechos laborales. Esto es, no los liquidan conforme a derecho. En los tres años que duró la construcción de la “primera etapa” las empresas Fluor Enterprises , ICA Fluor, Daniel S. de R.L. de C.V., Samsung Engineering, Asociados Constructores DBNR, Kellogg Brown & Root, Constructora Hostotipaquilo y Mexicana de Recipientes a Presión se hicieron cargo de esos 23 mil empleados a los que ahora no quieren liquidar.
El monstruo Samsung, habitualmente conocido por sus labores en tecnología, que figura en la construcción y gestión de proyectos a lo largo de todo el mundo y es partícipe de grandes construcciones en Estados Unidos y Asia, es la que más ha dado de qué hablar, pues precisamente ayer unos 200 trabajadores, de los pocos que quedan, fueron despedidos de forma masiva sin derecho a nada. Los obreros indefensos totalmente porque, según ellos mismos declaran, sus líderes sindicales se vendieron con los patrones, no tuvieron otra opción que paralizar sus labores para ver si de esa manera presionan y logran cuando menos un finiquito.
Los despidos después de que el presidente López Obrador inauguró la obra inconclusa se han dado de manera gradual, y, en ese sentido, los obreros están conscientes de que en tres años se acabaría la fuente laboral, lo que no aceptan es que las empresas violen las leyes y se pasen sus derechos por donde no les da el sol y el gobierno mexicano no haga nada para defenderlos.
¿Cómo es posible que en una obra insignia del régimen de la Cuarta Transformación pasen estas cosas? ¿Es que acaso Rocío Nahle no puede interceder a favor de quienes dieron tres años de su vida en la construcción de la refinería que será símbolo del gobierno de su jefe? Aparte del desempleo faltan las consecuencias y la tragedia de la contaminación.