GUAYABERA POLÍTICA
Guillermo Húbner Díaz/Ultimátum
Allá estuvimos, lo platiqué el miércoles, amable lector, sábado y domingo, en la adelantada ciudad de Tuxtla Gutiérrez (lugar de conejos), invitados por el ilustre colega Amet Samayoa Arce, director general del influyente matutino ULTIMÁTUM, al desayuno servido en el Salón GLÜCK, para celebrar el 5º. Aniversario de la publicación.
Tuxtla es una ciudad que avanza y cada peso que recibe la tesorería, vía impuestos, se invierte escrupulosamente en programas diseñados y ejecutados en beneficio de los habitantes. Cuantas veces se habla en Tabasco, al abordarse temas de modernización urbana, de los logros registrados en ciudades como Campeche, Coatzacoalcos, Mérida o precisamente Tuxtla, por lo que tiene que ver con su actualización, con su funcionalidad, lamentándose el desorden y hasta la ilegalidad registrados en Villahermosa.
Ciudad con servicios de calidad al alcance de las mayorías, cuenta con múltiples espacios públicos dedicados a la recreación de las familias y los visitantes en los que siempre habrá una marimba amenizando el ambiente y complaciendo a los paseantes. La vialidad y las normas de tránsito vehicular, facilitan el ir y venir de los conductores a quienes nada impide dar vueltas en “U” en las avenidas principales, que agarrar a la izquierda en cada crucero. De esto y de mucho más, siempre con Villahermosa en la mente, hablábamos en nuestros recorridos por la ciudad: Pepe Zurita, Alberto Savala, Alfredo Calderón, Eugenio Hernández Sasso y quien le escribe. ¿Por qué no ocurren cosas así en nuestra Villahermosa? Fue una pregunta repetida y su respuesta es conocida por todos.
Nuestra llegada a Tuxtla, el sábado sobre las 2 de la tarde y después de un viaje de tres horas, el atento y platicador Alfredo Calderón al volante, no pudo ser más agradable, nos esperaba el caballeroso director de ULTIMÁTUM, invitándonos a comer en compañía de seres muy queridos, en un restaurante especializado en atención a las familias, el Rica Villa, amplio y confortable salón con servicio en su exterior, atendido personalmente por su propietario. Después, una grata e interesante visita al edificio sede del diario, un recorrido de poco más de una hora en el que las explicaciones del director sobre cada área, fueron precisas, sencillas y abundantes. Una construcción moderna, funcional, con equipo actualizado, en el que la luminosidad es punto clave lo mismo que la conectividad entre un espacio y otro, talleres, redacción, estudios para diversos programas en red, oficinas administrativas, desde luego la del director con vista panorámica a buena parte de la risueña, progresista y hospitalaria Tuxtla.
El siguiente punto, fue el traslado al hotel “Quinta Chiapas”, en el corazón hotelero de la ciudad, en donde pernoctamos. Aprovechamos las primeras horas de la noche para visitar el Parque de la Marimba, uno de esos lugares de recreación familiar referidos antes. Muchos jóvenes, hombres y mujeres, disfrutando la música, bailando sana, alegremente, madres con sus niños en brazos, vendedores educados de mil recuerdos, de artesanías, etc.
Alrededor del parque, cafeterías, antojerías, farmacias, sucursales bancarias, tiendas de giros diversos, el orden y la seguridad resguardados por elementos policíacos que en todo momento fueron amables orientando a los visitantes sobre distintos lugares que visitar, horarios, medios de transporte, etcétera. Estuvimos en la cafetería El Chichón, en la que tomamos café o chocolate acompañado con panes de la región. En la carta, un producto que llamó la atención: “Carajillo”. Preguntamos. Se trata, dijo el joven mesero, de un café que puede servirse con media carga, carga entera o carga extra, pero con alcohol.
Un fuerte aguacero cayó –adiós zapatos recién boleados- cuando nos disponíamos abordar el automóvil para regresar al hotel. Entramos al edificio chorreando agua pero finalmente descansamos para estar listos al día siguiente y asistir con plenitud al desayuno ofrecido por ULTIMÁTUM a colaboradores, reporteros, corresponsales, fotógrafos, camarógrafos, editorialistas, programadores, conductores, etcétera, pero también y muy especialmente, a familiares que mantienen en alto el espíritu libertario de Amet Samayoa Arce, que no dejará de ser, es compromiso vital, fiel defensor de la libertad de prensa, de la libertad de expresión, de nuestras libertades. Estamos.