TESTIGO FIEL
Jesús Torres/Ultimátum
¿A quién pretende engañar Andrés Manuel López Obrador con aquello que su gobierno va a pasar a la fase de la pobreza franciscana?
¿Acaso cree que los mexicanos son unos tontos? Porque todo mundo sabe que su discurso simplemente no concuerda con la realidad y esta, no sería más que otras de sus vaciladas.
¿Cómo puede un gobierno decir que es austero cuando está invirtiendo miles de millones de dólares en obras faraónicas con el impuesto de todos los mexicanos, sobre todo cuando hay necesidades más apremiantes en este país?
Francisco de Asís fue un santo que renunció a su herencia y decidió seguir el ejemplo de Jesucristo, prácticamente se quedó con la túnica que traía puesta. Eso sí era pobreza franciscana. Para empezar, no veo a López Obrador, sí de dar el ejemplo se trata, dejar de un lado la vida de virrey que lleva en Palacio Nacional o a sus funcionarios donando sus riquezas para darlo a los más pobres, como en su época lo hicieron quienes siguieron el ejemplo del santo de Asís.
Así que eso de apretarse el cinturón con una mafufada como la que dio a conocer AMLO en su mañanera, emulando la pobreza de Francisco de Asís, no es otra cosa que pretender congratularse con los que menos tienen, máxime que las elecciones ya están a la vuelta de la esquina. De acuerdo con el Coneval, entre 2018 y 2020 se sumaron 3.8 millones de mexicanos a la pobreza, para llegar a 55.7 millones de personas. Y al cierre de 2021 había 5 millones 511 mil 194 personas en pobreza laboral más que las que había hace poco más de año y medio. Así que aquello de “primero los pobres” quedó solo en palabras. Un eslogan de campaña.
Lo que no pudo hacer en casi cuatro años de gobierno, el tabasqueño cree que en lo que resta del sexenio podrá lograrlo con medidas como la reducción en los viajes al extranjero y viáticos, así como la comunicación por teléfono y los ahorros que se obtengan serán canalizarán al desarrollo y servirán de apoyos a las personas más necesitadas. ¡Qué caray!
¿Será que la pobreza franciscana alcanzará también a los empresarios más ricos del actual régimen, quienes se han visto beneficiados con obras directas y sin concursar por el gobierno de López Obrador? No me imagino al multimillonario favorito de la 4T, Carlos Slim, quien participa en la construcción de la refinería de Dos Bocas, y en otras tantas obras de la administración federal, considerado uno de los hombres más ricos del mundo, ser parte de la pobreza franciscana.
No por nada su fortuna se ha estimado en 81.2 mil millones de dólares, un incremento de 45.3%, su mayor valor desde 2013. Ni que decir de Germán Larrea, con una fortuna de 38.8 mil millones de dólares o Ricardo Salinas Pliego con 12 mil 450 millones de dólares, todos, beneficiarios de la llamada Cuarta Transformación. Sería ingenuo pensar que algunos de estos magnates se vayan a sumar al llamado del inquilino de Palacio Nacional. MAl final de cuentas, en el sexenio de López Obrador los ricos son más ricos, y los pobres más pobres. ¿Cuál pobreza franciscana en el gobierno? A otro con ese cuento.