Morena, una tragedia para la democracia

TESTIGO FIEL

Jesús Torres/Ultimátum

Si lo ocurrido este fin de semana du­rante la elección de consejeros de Morena es un preludio del devenir para el 2024, ya podrán imaginarse cómo terminarán las cosas con las huestes en el partido de Andrés Manuel López Obrador.

Qué bueno que el INE no se hizo cargo de organi­zar el proceso interno de los morenistas, de lo contrario ya lo estarían quemando en leña verde y responsa­bilizándolo de la violencia durante la jornada del sá­bado en la mayoría de los estados donde se suscitaron acarreos masivos, enfren­tamientos, robo y quemas de urnas, compra de votos, relleno de casillas, sólo por citar algunas de estas viejas prácticas.

A sabiendas de lo que ya se veía venir algunos acto­res políticos como el líder de Morena en el Senado de la República, y aspirante a la presidencia, Ricardo Mon­real decidió, en la víspera, no prestarse a la farsa de su partido. Y es que de los 300 con­sejeros morenistas, 200 de ellos nombrados mediante votación de los militantes en las asambleas del fin de semana, son quienes al in­terior de Morena se encar­garán de definir el método por el cuál será designado el candidato del partido para la elección de 2024.

Y si López Obrador ya se pronunció porque sea la encuesta, como se elija a su ‘corcholata’, lo que hará el consejo político del partido es obedecer a lo que dicte el ‘señor dedo’ de su presidente y eso el senador Monreal lo sabe. Sólo que para garanti­zar el control del partido AMLO tuvo que recurrir a lo que tanto criticó en anta­ño, mucho antes de llegar a la silla presidencial.

Las imágenes iban y venían en las redes sociales de cómo las tribus de Mo­rena vandalizaban casillas, compraban votos, hacían acarreos sin importar que los ciudadanos de a pie se quedaran sin transporte público y lo que es peor, ba­jo amenazas a personas de la tercera con retirarles los apoyos sino acudian a votar. El cochinero o estercole­ro en Morena, como se estila decir en estos casos, superó todos los límites de las prác­ticas de viejos regímenes. No hay comparación.

Lo que debió ser una fiesta cívica entre los mo­renistas terminó en un vul­gar zafarrancho que deja mal parado a quien parió este partido, el mismo que pretende, desde Palacio Na­cional impulsar la llamada cuarta transformación del pais. Y así quieren desapare­cer organismos ciudadanos como el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Está más que compro­bado, Morena es una trage­dia para la democracia.